En Chile al inicio del año 2020, las Pymes se enfrentaron a una de las peores crisis sanitarias de las últimas décadas. El también conocido como SARS COV 2 vino a coronar una ultima etapa del año 2019 marcada por el inicio del estallido social y las repercusiones político económicas que trajo consigo.

Las constantes protestas, la inestabilidad social y el clima de tensión permanente entre otros factores provocó un desequilibrio económico que llevó a muchos emprendedores micro, pequeños y medianos a disminuir sus horarios de atención al público, incidiendo esto negativamente en los balances financieros, lo que llevó a unos cuantos a tomar la drástica decisión de “cerrar sus puertas”. La crisis sanitaria sumó cuarentenas dentro de todo el país, con cierres de espacios públicos y el establecimiento de una nueva modalidad de empleo, el teletrabajo. Por otro lado, la economía nacional, evidenció las marcas de una sociedad afectada por la cesantía, el bajo poder adquisitivo, el miedo a la incertidumbre de una enfermedad que avanza y afecta a ricos y pobres, los cuales centran su atención en priorizar un presupuesto más acotado, con bajo nivel de consumo; el golpe de gracia para muchas Pymes.

¿Cómo afectó este escenario en los emprendedores y sus colaboradores?

Según la encuesta realizada a los empresarios y emprendedores vinculados a la Fundación Empresarial Eurochile (2020) un 81% afirmó que la crisis causada por el COVID-19 les ha afectado significativamente, lo que da cuenta del impacto de la paralización de numerosas actividades, mientras que un 12% dice que el efecto ha sido moderado. Sólo un 7% de ellas señala que la pandemia les ha afectado poco o nada.

Siguiendo con el análisis de esta encuesta, el 73% dice que sus ingresos se redujeron a la mitad o menos. Aunque la mayoría de ellos ve que esta situación se prolongará entre 4 y 12 meses, solamente un 23% afirma que podría mantener su negocio si se decretara una cuarentena masiva. Además, no podemos olvidar las bases legales a las que se enfrenta un emprendedor Pyme como lo es la obligación de mantener un lugar de trabajo seguro para sus colaboradores, según el artículo 184 del código del trabajo, sin olvidar la extensión de salud mental, que según la OMS se define como “un estado de bienestar en que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar en forma productiva y de contribuir a su comunidad. En este sentido positivo la salud mental es el fundamento del bienestar individual y del funcionamiento eficaz de la comunidad”.

 El escenario expuesto ha acrecentado significativamente los costos operativos, especialmente por las medidas de protección y control que se deben implementar para cada uno de los emprendedores y sus colaboradores. Y para enfrentar este nuevo escenario, las Pymes han buscado e implementado alternativaspara mantenerse “en pie” durante esta pandemia. Sin embargo, hay emprendedores que no han encontrado alternativa y esto ha provocado en ellos, estrés, ansiedad o depresión.

En este escenario podemos mencionar entonces que se presentan dos tipos de estrés. El estrés positivo que es causado por un motivo concreto y de esta manera, el efecto de estrés se disipa en el instante en el que termina dicho motivo. Por ejemplo, un emprendedor puede tener estrés previo a una exposición en público,este estrés puede producir una presión emocional y rigidez corporal, no obstante, la persona vuelve a la normalidad paulatinamente.

Por otra parte, el estrés negativo se puede producir cuando la persona tiene diariamente una desagradable sensación de estrés, dificultando la concentración en el trabajo, incrementando las preocupaciones y afectando de forma negativa a la autoestima, la cual es importante para el éxito de la pyme y lograr innovar.

Por otra parte, es importante mencionar la diferencia entre tristeza y depresión. La tristeza es natural del ser humano y es una emoción necesaria. No obstante, cuando estos sentimientos de tristeza perduran en el tiempo e influye en distintos ámbitos de la vida cómo lo es el familiar, laboral o social, puede que estemos frente de un trastorno patológico, llamado depresión.

Por esto es importante estar alerta a la aparición de este trastorno, donde se presentarán cinco (o más) de los siguientes síntomas por un periodo de tiempo de dos semanas:

  • Debe apreciarse un estado de ánimo deprimido gran parte del día, en casi todos los días.
  • Se aprecia una disminución del interés por las actividades que solían generar dicha emoción, durante casi todo el día, la mayor parte de los días.
  • Se produce una pérdida o aumento de peso.
  • Alteraciones en los hábitos del sueño, como insomnio o hipersomnia, casi todos los días.
  • Uno mismo y su entorno observan una mayor agitación o disminución psicomotora, casi todos los días.
  • La persona se siente fatigada y/o con falta de energía, casi todos los días.
  • Aparecen sentimientos de culpabilidad y de inutilidad excesivos.
  • Dificultad para mantener la concentración o para tomar decisiones.
  • Aparecen pensamientos relacionados a la muerte de forma recurrente, que pueden ser ideaciones suicidas sin un plan determinado por llevarlo a cabo, intentos de suicidio o meditaciones previas para llevar a cabo el suicidio.

Tanto el estrés como la depresión puede influir en el emprendedor de la micro, pequeña o mediana empresa, ya que, los síntomas no le permiten hallar ninguna alternativa de reestructuración de su negocio y hacer modificaciones a las ideas para sobrellevar esta crisis.

Ante esto, ¿Cómo mejorar las estrategias para reducir las posibles consecuencias psicológicas y cuidar asi, la salud mental?

Lo primero que se recomienda es mantener una comunicación clara con los trabajadores para facilitar la información oficial y mantener una contención grupal. Esto ayudará a disminuir la incertidumbre sobre el trabajo.

Como segunda estrategia, es recomendable determinar una rutina, que se adapte al nuevo contexto de pandemia, al espacio físico, al trabajo que se debe realizar y a la organización de los otros con quien se trabaja. Esto ayudará a tener una sensación de control del día a día al planificar las tareas laborales, cotidianas y familiares.

En tercer lugar, y como estrategia se deben activar las redes de apoyo, amigos, familiares. Para esto, se pueden utilizar las redes sociales, plataformas de encuentro virtual e incluso el celular, ya que, nos permiten mantenernos conectados. Lo ideal es que se usen de manera planificada.

Como cuarta propuesta, se debe tener presente cuál es la responsabilidad personal de un emprendedor Pyme cumpliendo tanto con las medidas de autocuidado y con las referentes al cuidado de los trabajadores, siendo esto lo que sostiene el vivir en comunidad.

Por último, es imperativo el pedir ayuda. Hoy en día la tecnología nos permite tener contacto con profesionales expertos que pueden otorgar apoyo y ayuda psicológica, para prevenir posibles patologías en salud mental.